(comparto el siguiente comunicado)
Porque no confiamos en la información interesada que Estados Unidos emite al mundo, desconocemos detalles sobre los crímenes que el ex dictador –o “líder” o “presidente” – iraquí Sadam Hussein perpetró durante su largo e incontrarrestable mandato. Sin embargo, los antecedentes que hemos conocido indican que Irak tenía un estándar de vida similar a Grecia antes de la Guerra del Golfo conducida por Bush padre.Y que desde entonces, el bloqueo de Estados Unidos no sólo empobreció a los iraquíes, sino además ha representado la más bárbara matanza de niños y personas indefensas por la falta de medicamentos y la proliferación de radiactividad producida por las fuerzas norteamericanas.
Nada justifica los crímenes, de ningún lado.
Tampoco aceptamos ni justificamos que –cualquiera sean las masacres perpetradas por orden de Hussein–, se le condene a muerte.
Las razones son muchas para rechazar toda pena de muerte: políticas, filosóficas, prácticas y científicas. Y la rechazamos categóricamente, como una cuestión esencial.
Creemos que todo crimen se debe pagar con cárcel. Si son excesivamente graves, debiera ser prisión perpetua, que el criminal sufra hasta que respire la última gota de vida.
Pero la muerte no es sino el asesinato que un Estado comete contra un asesino. La ley de Talión; es decir, hay que ser asesinos con los asesinos.
¡No! Los asesinos son irracionales. Los estados, las sociedades y sus gobiernos no pueden ser irracionales, pasionales ni viscerales.
Todo crimen es perverso e inaceptable. Pero más lo es el crimen desde un Estado. Y si el asesinato es por ahorcamiento… peor.
tomado de: AQUI
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