12 octubre 2007

CHE.... (Gonzalo Rojas, Octubre ocho)

Así que me balearon la izquierda, ¡lo que anduve
Con esta pierna izquierda por el mundo!. Ni un árbol
Para decirle nada, y víboras, y víboras,
Víboras como balas, y agárrenlo y reviéntenlo,
Y el asma, y otra cosa
Y el asma, y son las tres. Y el asma, y el asma, el asma.

Lo mío -¡qué es lo mío?- :esta rosa, esta América
Con sus viejas espinas. Toda la madrugada
Me juzgan en inglés. ¿Qué es lo mío y lo mío
Sino lo tuyo, hermano? La cosa fue de golpe
Y al corazón. Aquí
Va a empezar el origen, y cómanse su miedo.
Así que me carnearon y después me amarraron.
A Vallegrande -a qué.¡ Y en helicóptero!
Bueno es regar con sangre colorada el oxígeno
Aunque después me quemen y me corten las manos,
Las dos manos.
Dispara sin parar
Mientras voy con Bolívar, pero vuelvo.

10 octubre 2007

Julio Cortázar: Che


Yo tuve un hermano.
No nos vinos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.

Un regalo: HASTA SIEMPRE COMANDANTE (BVSC)

Informe ciudadano antinuclear

A fin de nutrir de antecedentes técnicos al debate sobre las soluciones al problema energético de Chile, las organizaciones ambientalistas integrantes del Acuerdo de Chagual han aportado un informe ciudadano –alternativo al encargado por el gobierno a la Comisión Zanelli-, que refuta las ideas-fuerza que el lobby nuclear promueve por estos días en el país. A saber, que el desarrollo nuclear sería garantía de independencia y seguridad del suministro; que sería una opción económicamente competitiva y una solución frente a los desafíos del Cambio Climático de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. En este caso, de dióxido de carbono (CO2).

En primer término, aducir este supuesto carácter “limpio” de la energía nuclear es falso. Aun cuando los reactores emiten poco CO2 al momento de generar electricidad, el ciclo nuclear, desde la extracción de uranio (de alta ley) hasta el desarme de la central, emite de 63 a 122 gramos de CO2 por kilovatio/hora generado, según cálculos de la Agencia Internacional de Energía y el Öko Institut de Alemania, que insisten en medir todo el ciclo y no parcelarlo, pues las emisiones pueden superar las de una central a gas, si el combustible se fabrica con uranio de baja ley (con menor pureza).

Decir que garantizaría independencia y seguridad del suministro energético en el contexto de duplicación de la demanda eléctrica en las próximas décadas, es otra idea-fuerza sin fundamento. El sistema de controles de la tecnología nuclear no permite acceder a todo el ciclo de combustible nuclear a consecuencia del posible desvío de materiales desde proyectos civiles a programas militares. En este caso, Chile abriría una dependencia frente a una decena de países que pueden fabricar combustible nuclear (EE.UU., Francia, Inglaterra, Alemania, Canadá, Suecia, Corea del Sur, España, Japón y Rusia); a 4 que reprocesan desechos (Francia, Inglaterra, Japón y Rusia); y a uno que acepta almacenar basura radioactiva extranjera (Rusia, en la zona de Mayak).

El informe ciudadano, de libre acceso en versión digital, desnuda la dependencia que la energía nuclear le debe al uranio, un recurso no renovable y escaso a nivel mundial en reservas de alta ley. A la fecha, la Agencia Internacional de Energía ha probado reservas de 4,6 millones de toneladas, lo que abastecería la actual demanda mundial de 65.000 toneladas por año, pero sin expandirla, por unos 85 años más.

Ante esta limitación, el lobby pro-nuclear aduce la tecnología diseñada para superar este problema: el Reactor Reproductor Rápido (o Fast Breeders Reactors, según su nombre original) que en realidad ha sido un fracaso total, pues el prototipo francés, el "Súper-fénix", fue clausurado luego de 6 años de ineficiente operación; y el japonés de "Monju" fue cerrado luego de un incendio.

¿Seguridad y bajo costo de la energía nuclear? Tampoco. Precisamente los altos costos y riesgos de la tecnología nuclear detuvieron su expansión en las recientes tres décadas y a la fecha sigue desinteresando a los inversionistas a causa de los costos en seguridad, en el posterior desmantelamiento de las centrales y en el resguardo de basura radioactiva, que se mantiene activa por miles de años.

Más aún, en Chile, como país sísmico, desarrollar esta opción implicaría riesgos inaceptables para la sociedad, los recursos naturales y el desarrollo del país. El terremoto de Valdivia, en 1960, marcó 9,7 grados en la Escala de Richter, y el de la zona central en 1985 registró 8,5, lo que supera la magnitud de 7,7º considerada por la seguridad nuclear.

Si el país se embarca en concentrar una inversión tan grande en una tecnología tan compleja y peligrosa, estaría perdiendo de vista la tendencia mundial proclive a definir la política energética en base al control de la demanda eléctrica, y no a satisfacerla con proyectos con impactos negativos. Eso, y el desarrollo de las Energías Renovables No Convencionales (eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, biomasa, pequeña hidráulica, etcétera) conforman el camino seguro que debe tomar el país. Sara Larrain. (*Directora del Programa Chile Sustentable)