12 septiembre 2008

EL SEÑOR DE LA QUERENCIA (O LA GERENCIA?)


Hace algunos años Televisión Nacional de Chile (TVN), red estatal, innovó en su área dramática inaugurando las telenovelas nocturnas para adultos. No sólo los desnudos y contenidos eróticos se hicieron parte del común, de dichos seriales televisivos. La violencia también encontró, allí, un buen reducto.

Desde el advenimiento de la democracia en Chile, las telenovelas diurnas de TVN han tenido un marcado contenido social. A diferencia de los seriales diurnos de televisoras fundamentalistas religiosas, que mantuvieron un constante discurso materialista y aspiracional. La irrupción nocturna del área dramática de TVN, con telenovelas, produjo un gran desequilibrio en la competencia por el rating televisivo. Temas sexuales, eróticos, adúlteros y violentos se convirtieron en la piedra angular de dichos seriales televisivos, ya que, las redes televisivas fundamentalistas religiosas no podían, por moral, tocar esos temas tan escabrosos y fogosos.

En Chile, aun la influencia de la Iglesia Cristiana Católica es muy fuerte, súmenle a eso el poder económico del Opus Dei, y tendremos como resultado a un pueblo sometido por grupos fundamentalistas. No olvidemos a la minoría Cristiano Protestante Evangélica, que con cada trasero femenino que se asoma, se alteran de sobremanera, al punto que querer colgar a las exhibicionistas féminas, del mismo modo que colgaban a las brujas en tiempos oscuros.

En esta ocasión quisiera hablarles de una telenovela que ha marcado un hito, no sólo en sintonía, sino que también, en lo histórico y social. Me refiero al “Señor de La Querencia”. Esta telenovela nocturna cuenta las historias de un grupo de chilenos de principios del siglo XX, que desarrollan sus vidas en un torno rural, donde el Señor latifundista descarga toda su depravación, violencia y desenfreno con todos los que no están a su diestra.

Un cruel hacendado, don José Luís Echenique, martiriza a su familia, peones e inquilinos, que por miedo soportan, sumisamente, la crueldad del Señor Patrón de La Querencia. La llegada de Manuel, el hijo mayor de una china de la casona, altera, de a más no poder, el comportamiento del Señor de La Querencia, ya que, éste se entera de que Manuel es heredero de una parte de la hacienda La Querencia; y, además, son hermanos. (En el campo chileno y argentino las mujeres que cumplen labores domesticas, de servidumbre, o son mujeres de los inquilinos, son llamadas “chinas”.) El vástago y el bastardo peleando entre si. Uno abusando por su condición social, contra quienes no compartan sus métodos y su fe religiosa; y, el otro, utilizando mecanismos intelectuales e ideológicos, aprendido por sediciosos trabajadores del caliche (salitre).

Los escritores hicieron bien su trabajo, ya que se adelantaron a posibles criticas. Don José Luís posee una enfermedad mental, y un cierto trauma infantil producido por su desalmado padre, que explica del por qué de su violencia extrema hacia las mujeres, hacia quienes lo contradicen, pertenecen a la servidumbre o no comparten su fe. Hay que destacar que la tiraría de los latifundistas ha sido, y será, una actitud natural de su condición social, y no necesariamente consecuencia de una enfermedad mental.
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