Soy libre... ...puedo elegir el banco que me exprima; la cadena de televisión que me embrutezca; la petrolera que me esquilme; la comida que me envenene; la red de telefonía que me time; el informador que me desinforme; y la opción política que me desilusione. Insisto: ...Soy libre.
14 febrero 2008
Mapuches anuncian campaña contra “Rally Dakar” en Chile
Cabe señalar que el Rally Dakar 2008 fue cancelado antes de su largada en Lisboa debido a "amenazas terroristas" en Mauritania, una de las sedes de la prueba, y al creciente rechazo que su realización viene generando en diversos sectores del mundo árabe. Esto llevó a los gobiernos trasandinos a enviar a Paris a sus representantes para gestionar el arribo de la prueba a Sudamérica. Tras garantizar ambos estados su apoyo financiero y logístico, los organizadores del Dakar aceptaron que los 9.000 km de competencia atraviesen el año 2009 la Patagonia, los Andes y el desierto de Atacama, territorios de los pueblos mapuche, aymara y likan antay. La prueba, que se disputará entre el 3 y el 18 de enero, tendrá como punto de partida y llegada la ciudad argentina de Buenos Aires.
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DECLARACION DEL CONSEJO DE TODAS LAS TIERRAS SOBRE AFIRMACIONES ANTI MAPUCHE Y ANTI DERECHOS HUMANOS DEL DIPUTADO ENRIQUE ESTAY.
2.- El Consejo de Todas las Tierras, no tiene absolutamente ninguna relación con el hecho que afecto al Diputado Enrique Estay, no es política nuestra preocuparnos de los Diputados y sus bienes. Tal como él mismo describe los hechos da cuenta que al parecer se trata de un simple delito de robo cometido por cualquier delincuente.
3.- Llama poderosamente la atención que un Parlamentario de la región, relacione ligeramente situaciones que podría ocurrir a cualquier personas con la legitima lucha por los derechos del Pueblo Mapuche, esta situación constituye un acto prejuicioso y discriminatario, además contribuye a que carabineros emite juicio con absoluta liviandad, sin ni siquiera investigar, con las declaraciones del Diputado induce a que carabinero no investigue, sino tome posición política de
hechos no esclarecidos.
4.- Lamentablemente la posición del diputado Enrique Estay, es contraria a los derechos humanos del Pueblos Mapuche, contraria a la evolución del derecho internacional, por lo mismo su posición no contribuye en absoluto a la prevención y resolución del conflicto Mapuche, al contrario lo intensifica y crea un contexto de enemistad.
5.- El Diputado Enrique Estay debe tener en cuenta que él tiene absoluta responsabilidad política durante el proceso de despojo territorial Mapuche, despojo que se deriva de la aplicación del maldito Decreto Ley 2568 sobre liquidación y división de las tierras aplicado durante la dictadura militar del ex general Pinochet. El D.L. 2568 permitió el arriendo a 99 años; pero también permitía el derecho a tierra al simple ocupante dejando al margen del derecho a muchas personas
Mapuche; además originalmente el texto establecía que “al momento que se dividen las
tierras dejan de ser indígenas los ocupantes y las tierras”
6.- El Consejo de Todas las Tierras, exhorta al Diputado Enrique Estay, a que presente alguna iniciativa legislativa en el parlamento válida y legítima en concordancia con el progreso del derecho internacional y no permanezca mirando al cielo como los otros parlamentarios de la región, lo que en definitiva son los responsable político de la opresión política y la conculcación de los derechos Mapuche.
AUCAN HUILCAMAN PAILLAMA
Enc. Relaciones Internacionales Consejo de Todas las Tierras.
Wallmapuche, 11 de febrero de 2008
12 febrero 2008
La Colombia que marchó, la que no marchó, y la que marchó contra los que marcharon
Hay, por lo menos, dos colombias. Una que marchó y otra que no. Una que votó y seguiría votando por mantener a un paramilitar y narcotraficante como Álvaro Uribe en la presidencia, y otra que continuará oponiéndosele, a pesar de que le asesinen a sus hijos, le roben sus tierras o la dejen sin trabajo.
Hay una Colombia de sentimientos patrióticos virtualizados, muchachos y muchachas de “bien” que a diario se indignan, a través de Facebook, de la violencia nacional, mientras envían a sus listas de correos y círculos de amistades electrónicas, razones por las cuales sentirse orgullosos de lo que creen que es Colombia: Juanes, Shakira y Montoya.
En la otra Colombia hay por lo menos sesenta mil familias que aún esperan que los paramilitares amigos del gobierno mafioso de Uribe les digan dónde enterraron los pedazos mutilados de sus víctimas. En qué fosa común, de qué hacienda, de cuál congresista uribista, están los despojos de miles de hombres, mujeres, jóvenes y niños que hacían parte de la otra Colombia, la que no marchó.
Como tampoco marcharon los campesinos asesinados por la Brigada Móvil número XV del ejército colombiano, que según contó uno de los propios asesinos a la Procuraduría General de la Nación, el sargento Alexander Rodríguez, eran tiroteados para hacerlos pasar por guerrilleros y reclamar cinco días de descanso por cada muerto.
La Colombia de las universidades privadas, de los empleos bien remunerados en almacenes, compañías, centros comerciales, bancos y empresas prósperas de la mafia, la Colombia propietaria, la que dice poder viajar ahora por carretera en sus camionetas blindadas a visitar sus fincas de recreo en tierras exclusivas del país, robadas a campesinos o a indígenas y hoy custodiadas por paramilitares, esa Colombia si marchó.
Los jóvenes de barrio que reciben clases en las universidades públicas, con un pasaje de bus en el bolsillo y un desayuno casero en el estómago, los chicos y chicas que han leído más de un buen libro sobre la historia y el origen de nuestra violencia, los que insisten en la democracia participativa y los cambios estructurales de un país tomado por el paramilitarismo, los que no le comen cuento ni a Uribe ni a sus asesores cínicos, esos no marcharon.
En mi tierra, la Costa Atlántica, los uribistas pretendieron aprovechar la asistencia del pueblo a la programación multitudinaria del Carnaval de Barranquilla, para hacerle creer a los navegantes de internet que esa manifestación cultural centenaria y rica era producto de sus convocatorias virtuales. Pero sólo pudieron hacer un rápido y deslucido desfile de carros lujosos, de electores de Uribe que suspendieron la parranda por quince minutos, y salieron a darle una vuelta a la cuadra, a sonar sus bocinas y tomarse una foto con el teléfono celular para montarla en los portales de “Facebook” y decir que “millones de colombianos marcharon”.
Pero hubo una Colombia, entre estas dos de las que he hablado, que también marchó, para exigir la solución política negociada al conflicto armado, un intercambio humanitario de prisioneros, y la paz con justicia social que mantiene en armas a otra Colombia. Y que si esa otra Colombia armada salió a marchar, lo hizo por las montañas y las selvas del país, a combatir, como lo hacen a diario, a mercenarios gringos, a oficiales y soldados, compatriotas cuya única alternativa de trabajo remunerado ha sido la guerra; y a los nuevos paramilitares que negociarán con Uribe nuevos beneficios, en un ya lanzado tercer mandato.
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