La historia que la
DC PREFIERE OLVIDAR
Patricio Aylwin y su hija Mariana reaccionaron con una pataleta ante el intento de la directiva del Partido Demócrata Cristiano de emitir un pronunciamiento sobre el papel que cupo a la DC en el golpe de Estado de 1973.
La tarea fue encomendada a Sergio Micco y Eduardo Abedrapo, vicepresidentes del PDC. Entregaron un documento a la presidenta del partido, la senadora Soledad Alvear, poco después de la muerte de Pinochet.
El lunes 18 de diciembre, sin embargo, tras la airada reacción de Patricio y Mariana Aylwin y algunos otros dirigentes, la presidenta del PDC se vio obligada a congelar la iniciativa y a calificar de “borrador” al documento.
Los años de la Unidad Popular -y los que siguieron con los militares en el poder- son una dolorosa esquirla que permanece bajo la piel de muchos democratacristianos.
Los documentos confidenciales desclasificados por el gobierno de Estados Unidos entregan pruebas irrefutables del apoyo financiero de la CIA y algunas transnacionales norteamericanas al PDC para fortalecer la campaña electoral de Eduardo Frei Montalva en 1964, luego para impedir el triunfo de Allende en 1970 y, más tarde, para defenestrar al gobierno de la Unidad Popular.
Los trazos gruesos de esta historia son más o menos conocidos. Pero lo que inquieta a los viejos falangistas son los detalles, ver sus nombres en declaraciones y convocatorias que revelan los verdaderos compromisos del PDC en aquellos años aciagos.
PRIMERAS TENTACIONES
A fines de 1969 Radomiro Tomic aceptó ser candidato del PDC en las elecciones presidenciales de septiembre de 1970, y medirse con Salvador Allende y Jorge Alessandri. Su programa, muy parecido al de la UP (planteaba un “socialismo comunitario”), puso énfasis en la nacionalización del cobre, la reforma agraria y la participación del Estado como regulador de la economía.
Allende se impuso por escaso margen (1.075.616 votos contra 1.036.278), sin alcanzar la mayoría absoluta. El Congreso Pleno debía decidir entre Allende y Alessandri quién sería el nuevo mandatario.
El candidato de la derecha hizo saber que renunciaría si era nominado y que bajo ninguna circunstancia repostularía. Era un claro mensaje al PDC: la derecha apoyaría a un candidato falangista en una segunda elección para impedir la llegada de la Izquierda al gobierno.
El 23 de septiembre de 1970, la mesa directiva, encabezada por el senador Benjamín Prado, inició conversaciones con Allende. Ese mismo día, el ministro de Hacienda, Andrés Zaldívar, habló por cadena de radio y televisión. Afirmó que en la economía se observaban desequilibrios “propios de la anormalidad política que el país comenzaba a vivir...”.
Bombazos, que parecían de misterioso origen, estremecieron diversas ciudades mientras muchas familias adineradas hacían maletas para salir del país. Algunos regimientos empezaron a ser visitados secretamente por civiles. Un sector de la derecha -y también ciertos democratacristianos- estaban dispuestos a impedir la elección de Allende en el Congreso.
El 3 de octubre de 1970 se realizó la Junta Nacional del PDC. Prado entregó su cuenta afirmando que el camino para Chile seguía siendo el de “la revolución democrática y popular”, por lo que no cabía acercamiento alguno con la derecha. Agregó que el PDC no negaría “la sal y el agua” al eventual gobierno de la UP. Hubo dos votos políticos. Uno, presentado por Rafael Moreno, reflejaba la posición progresista de unos 50 parlamentarios (de un total de 75), de la juventud, del núcleo sindical, de la mayoría de los presidentes provinciales y profesionales y técnicos de la DC. El otro voto, propuesto por Juan de Dios Carmona, respondía al sector freísta o “guatón”.
Moreno propuso apoyar en el Congreso Pleno la candidatura de Allende, tras acordar un Estatuto de Garantías Constitucionales. Este voto fue defendido por Tomic, Renán Fuentealba, Bernardo Leighton, Luis Maira, Luis Badilla y Benjamín Prado.
El voto de Carmona fue defendido por Patricio Aylwin y Jaime Castillo, apoyados por Jorge Santibáñez, Héctor Galaz y Manuel Fernández. Postulaba presentar al Congreso el proyecto sobre garantías constitucionales pero sin mediar acuerdo ni conversaciones previas con la UP.
Los ministros DC presentes en la Junta partidaria tomaron posiciones distintas. Gabriel Valdés, Gustavo Lagos y Máximo Pacheco se alinearon con Moreno; Patricio Rojas, Andrés Zaldívar y Carlos Figueroa, con Carmona. La Junta, por 271 votos contra 191, se inclinó por la postura de Moreno. Pero acordó agregarle indicaciones del voto de Carmona.
Los delegados tenían claro que el PDC iba a la oposición a la UP, pero había diferentes modos de asumir ese rol. Se visualizaban tres tendencias:
Una se inclinaba a la derecha y agrupaba a los hombres de Frei. Entre ellos, Edmundo Pérez Zújovic, Patricio Aylwin, Andrés Zaldívar, Juan Hamilton, Juan de Dios Carmona, Patricio Rojas, Carlos Figueroa, Jaime Castillo y Enrique Krauss.
Una segunda corriente se ubicaba en el centro y aglutinaba a dirigentes como Prado, Renán Fuentealba y Bernardo Leighton. La tercera línea era francamente de Izquierda y reunía, entre otros, a Bosco Parra, Luis Maira, Luis Badilla y Pedro Felipe Ramírez. Pese a estas diferencias, los parlamentarios DC votaron disciplinadamente por Allende en el Congreso Pleno y la UP llegó a La Moneda
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