07 marzo 2007

Conversacion Fidel - Chavez en "Aló Presidente"

Hugo Chávez.- ¿Quién habla?

Fidel Castro.- Óigame.

Hugo Chávez.- Te oigo.

Fidel Castro.- Ilustre y querido amigo, ¿cómo está usted?

Hugo Chávez.- ¡Caramba, si es Fidel! (Aplausos y exclamaciones de: "¡Fidel, Fidel, Fidel!")

Fidel Castro.- Oye, te estoy escuchando aquí en el Aló, Presidente, y todos los datos que has manejado en unos minutos ahí. Me parece muy buena la argumentación sobre el crecimiento, el PIB, sobre el decrecimiento del desempleo, muchas cosas muy interesantes.

Hugo Chávez.- How are you, Fidel?

Fidel Castro.- Very well (Risas).

Hugo Chávez.- Oye, tú no sabes qué alegría nos da oír tu voz y saber que estás bien.

Fidel Castro.- Muchas gracias.

Hugo Chávez.- Un abrazo, estamos muy sorprendidos, gratamente sorprendidos, y estábamos, como casi siempre, hablando de ti hace un rato.

Fidel Castro.- Yo sabía que terminaba en un Aló, Presidente.

Hugo Chávez.- Ahora es todos los días.

Fidel Castro.- No, no, no me pongas a hacer eso, que tengo trabajo duro aquí (Risas), estudiando mucho, sobre todo; pero veo que tú no sueltas los libros. ¿A qué hora tú duermes?

Hugo Chávez.- Bueno, en la madrugada duermo un rato.

Fidel Castro.- Un rato.

Hugo Chávez.- Duermo un rato, estoy estudiando mucho, es una de las tareas de todo revolucionario, y seguimos tu ejemplo.

Fidel Castro.- Sí, y llevas mucho tiempo leyendo y tienes un talento privilegiado para retenerlo todo, recordarlo todo. A ti lo que a veces se te olvida son los números (Risas).

Hugo Chávez.- Bueno, se me olvidan, no tanto tampoco.

Fidel Castro.- Pero lo tienes ahí todo marcado que no se pierde uno, ya llevarte la cuenta es difícil.

Hugo Chávez.- ¿Tú sabes cuántas hectáreas de maíz hacen falta para producir un millón de barriles de etanol?

Fidel Castro.- De etanol, creo que hablaste el otro día de 20 millones de hectáreas, algo de eso (Risas), pero recuérdamelo.

Hugo Chávez.- Veinte millones. No, tú eres el que tiene la mente privilegiada.

Fidel Castro.- Ah, 20 millones.

Bueno, y, desde luego, la idea de poner los alimentos a producir combustible es trágica, es dramática. Nadie tiene seguridad de a dónde van a llegar los precios de los alimentos, cuando la soya se esté convirtiendo en combustible, con la falta que hace en el mundo para producir huevo, para producir leche, para producir carne, y es una tragedia más de las muchas que hay en este momento.

Yo me alegro mucho de que tú hayas levantado la bandera de salvar la especie, porque es duro lo que hay que luchar para salvar la especie, porque hay problemas nuevos, muy difíciles y tú estás como un predicador; realmente, un gran predicador, convertido en defensor de la causa, o defensor de la vida de la especie, por esa razón te felicito.

Te veo luchando con el Programa moral y luces, para educar a la gente, para que comprenda. Y sobre esto hay un montón de detalles que yo todos los días leo y reviso, y estoy muy al tanto: peligros de guerra, peligros climáticos, peligros alimentarios, porque —como tú has recordado—, hay miles de millones de personas pasando hambre y son realidades.

Por primera vez en la historia los gobiernos se han puesto a pensar en eso, gobiernos que tienen facultades, que tienen autoridad moral para hacerlo, y tú eres uno de esos raros ejemplos.

Leí hace poco que Australia se proclamaba el primer país del mundo en hacer una revolución energética, y resulta que se trata de un proyecto a realizar en dos o tres años; dan ganas de reír, porque ustedes en dos meses han colocado ya 34 millones de bombillos y en cuatro meses habrán cumplido la primera meta de llevar ese bombillo, que tantas ventajas tiene, a todos los hogares. Así que ya hay otro por ahí; pero ya algunos están discutiéndole a Australia ese primer lugar.

No hay un solo país, en Europa o en cualquier otra parte, que no esté preocupado hoy por ese problema.

Perdóname que haya sido extenso y te haya robado la mitad de tu programa.

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