05 octubre 2007

¿Y la protesta contra Estados Unidos?

Ya más sosegados ahora que los capos de la banda Pinochet están presos, algunos ciudadanos estamos impacientes por conocer las reacciones del parlamento chileno ante las amenazas de Estados Unidos a Chile para forzar un voto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en los días previos a la invasión de Irak en 2003.

Es de suponer que la demora –hace ya una semana que se destapó el hecho- se debe apenas a que no hay aun acuerdo sobre el tono de la resolución de protesta entre los posibles patrocinadores, patriotas todos que con tanto pundonor defendieron el honor del país cuando Hugo Chávez denunció al Senado chileno a raíz del caso Radio Caracas Televisión.

En esa ocasión, algunos pidieron hasta la ruptura de relaciones diplomáticas, y la Presidenta Bachelet tuvo que hacer el papel de dama ofendida frente a su colega venezolano durante una reunión cumbre.

No es usual que el Presidente de Estados Unidos se ocupe en llamar por teléfono a los líderes de paisitos de los que jamás oyó hablar. Normalmente las amenazas están a cargo de funcionarios de menor rango, y siempre en el mismo tono más o menos brutal.

Aquella vez -me señaló una fuente- el entonces secretario de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, le cantó claramente el panorama por teléfono a la ministra de Relaciones Exteriores Soledad Alvear: si Chile no apoyaba la invasión, no habría TLC, ni programas del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Sabemos que el Presidente Ricardo Lagos aguantó el chaparrón y rechazó una guerra fundamentalista que la inmensa mayoría del mundo ya anticipaba como una carnicería inútil. Y parece que, como suele ocurrir con los matones, ése es el único lenguaje que sirve, porque hubo TLC y que se sepa no hay corte de programas del Banco Mundial.

Como Bush sigue en su cargo y Zoellick es el actual presidente del Banco Mundial, no me caben dudas de que el Congreso chileno considerará pertinente exigir al gobierno lo mismo que hizo en el caso de Chávez: plantear una protesta y demandar disculpas.

Eso a menos que nuestros parlamentarios consideren que Estados Unidos es el matón oficial del mundo, con derecho a interferir y amenazar cuando y donde quiera y que el papel de nuestro Congreso es integrarse a vociferar contra el adversario de turno. Tomado de AQUI

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