Chile en el segundo serpentario
Este país inventado es una galera larga y flaca donde los habitantes son remeros que no saben que son esclavos
Fromi McLau
NO ES EXCLUSIVIDAD de Chile ser un país imaginario. Todos los demás lo son en distintos estilos, formas y matices. Estados Unidos de América o EE.UU o simplemente USA no sería tal si no fuera por el gran esfuerzo realizado por su red radial de talk-shows, TV y diarios que refuerzan las 24 horas de cada día la idea de que conforman un solo país.
El advenimiento de la Unión Europea demuestra que el formar parte de un grupo es cuestión de marketing. La integración. resistida por mucho tiempo, terminó por imponerse después de tanto machacarse aun en presencia y conciencia de evidentes diferencias y de que los estados más favorecidos con la integración no se adhieren a ella.
Hace 40 años Roman Polanski, director cinematográfico, hizo la película El Bebé de Rosemary. Le costó quedar viudo, perdiendo a su esposa y el hijo que esperaban. Esto, a causa de la venganza de fanáticos que suscitó la advertencia contenida en la trama de la película que en ese tiempo parecía ser solamente un thriller de terror.
Lo que decía entre líneas es que creyendo gestar un hijo en el vientre en realidad se puede estar empollando un huevo de serpiente. En el caso de Rosemary, su marido un actor sin suerte vende su alma al diablo, permitiendo a una secta de fanáticos adoradores del demonio utilizar su cuerpo, sin que ella supiera, para concebir un hijo del diablo y recibir a cambio beneficios económicos. Rosemary, sin saberlo espera ilusionada el nacimiento de su hijo, que resulta ser el hijo del mismo diablo. Horrorizada y todo, prima su instinto maternal y termina por unirse al cuidado del recién nacido. Después de todo, ella era la mamá, ¿o no?
Polanski no sabía que la trama contenía el arquetipo de la estrategia de expansión de un imperio que para desarrollarse envenena la leche de los niños de los países para debilitarlos física, mental y culturalmente a fin de esclavizarlos. Esto ayudado por los buenos oficios de colaboracionistas conocedores del entuerto, de gente bien intencionada que busca servir al país y también de los que buscan sólo favorecerse a sí mismos.
El resultado, en el caso de Chile, es un país imaginario que por arriba ostenta el rostro de un país según el modelo estándar de una República que es señalada como “nuestra”, de todos los chilenos, como una patria. La realidad es que es una galera larga y flaca donde los habitantes son remeros que no saben que son esclavos.
Son 200 años de propaganda, mentiras, idas y venidas, rodar hacia abajo en que la gente soberbia, gallarda y belicosa es sólo un tercio de ello: soberbia. Más encima afirma estar en el paraíso. La realidad son 200 años empollando huevos de reptiles de distintas latitudes. Tomado de AQUI
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