03 marzo 2006

Los Remeros y el Programa Ambiental de Bachelet

Hace una década aproximadamente circuló un chiste que remedaba la forma y los resultados de los esfuerzos de los burócratas por ser modernos. Era algo así como la participación de un equipo de remeros chilenos en las olimpíadas, en que en un equipo de 8 había sólo 5 remeros, el resto eran capitanes y supervisores. Como llegaron últimos, en el análisis estratégico se culpó a los remeros y se decidió poner más caciques, por lo que quedaron sólo tres remeros. El resultado obviamente fue un desastre, pero se decidió a la siguiente olimpíada por el mismo remedio burocrático, y llegaron en el equipo de 8 con sólo un remero.



Cuando leo el programa ambiental del Gobierno de Bachelet inevitablemente me recuerdo de este ya algo viejo chiste de los remeros. Mas aún cuando ya en materia de conservación de nuestros recursos naturales tenemos ya una institucionalidad con la pirámide invertida, una enorme superestructura y una base muy, pero muy angosta. Aquí en Curacautín, para tres comunas que cuentan con más Bosque nativo que toda la Región Metropolitana, habemos una dotación de dos profesionales, mientras en Santiago existe un enorme contingente de profesionales preocupados de este tema, en varias instituciones (CONAF, SAG, CONAMA) algunos con muchos departamentos y secciones, para que toda esa enorme capacidad creatividad centralista sea aplicada aquí por dos profesionales. Obviamente ya estamos como los remeros. Pero la propuesta ambiental de Bachelet es aumentar más aún el contingente burocrático central. Se propone crear un Ministerio del Medi Ambiente, una Subsecretaría de Recursos Naturales y Biodiversidad otra Subsecretaría de Gestión Ambiental (según la "vocera" Sara Larraín), una Superintendencia del Medio Ambiente (o Subsecretaría del Ambiente con un rol fiscalizador declaró Sara Larraín) y un Servicio de Parques Nacionales. También durante la campaña se habló de crear un "Centro Nacional de Investigación de la Biodiversidad".



El problema de los recursos naturales tiene que ver en su esencia con lo que pasa en el territorio. Ya hoy resulta imposible replicar la enorme burocracia ambiental creada en Santiago a nivel territorial. Todos estos nuevos Servicios a crear, que significará una inversión y un gasto recurrente enorme, de millones y no de pesos sino de dólares, se crearán en Santiago. Edificios, contingentes de secretarias y administrativos, por supuesto de profesionales, computadores con sus redes y sus líneas dedicadas, autos, muchos autos, y sus respectivas cocheras y sus guardias en el día y nocheros después. Con suerte esto se replicará a nivel de las capitales regionales (14 nuevas oficinas por cada nuevo servicio creado). También muchos eventos, para aparecer en la TV como haciendo algo por el ambiente. Congresos, seminarios y talleres sobre la biodiversidad y el, ordenamiento territorial, muchos viáticos para todos estos eventos inútiles. Pero nada de todo este inmenso gasto va a mejorar la situación de la biodiversidad ni de los Parques Nacionales, menos aún de la gente que vive en estos lugares, muy lejos del centro de Chile. Como ya pasa en algunos programas que se hacen en nombre de los pobres, la clase media profesional santiaguina será la gran beneficiada en nombre del medio ambiente.



¿Cómo se llega a proponer esta parodia de los remeros como el gran programa de Gobierno para enfrentar el problema del medio ambiente?



Justamente porque no existe una visión moderna sobre como enfrentar este tema. En primer lugar una gran parte del ambientalismo chileno tiene el mismo paradigma mental del viejo empresario retrógrado "Progreso y Medio Ambiente son incompatible", la única diferencia es que se pone al otro lado del mesón, mientras el viejo empresario opta por el "progreso", el "moderno" ambientalista opta por el ambiente. Entonces para "proteger" el medio ambiente hay que detener el progreso y perseguir a las personas, que son peligrosas para el ambiente, para ello se propone un conjunto de medidas y leyes represivas, acompañada de todo el contingente de fiscalizadores: La Gendarmería del Medio Ambiente. Pero la Gendarmería del Medio Ambiente requiere de una pesada superestructura burocrática. Este programa ambiental anida el mismo espíritu que Lavín puso en su programa contra la delincuencia. Si es verdad, en el enunciado del Programa ambiental de Bachelet se dice que se basa en el moderno concepto del "Desarrollo sostenible", pero esto no pasa de ser un concepto y un enunciado, pues todas las medidas propuestas en nada apuntan hacia este concepto moderno, sino sólo a construir la gendarmería del medio ambiente.



En segundo lugar, también al igual que las propuestas de los viejos empresarios retrógrados. Todas las medidas se basan en la desconfianza, por eso mucha repre, muchas leyes y mucha burocracia. No es posible tener sinapsis cuando la base de las relaciones humanas es la desconfianza y sin sinapsis no hay equipo y no hay sistema, no hay holismo, sólo insularismo (como diría Mario Waisblut) El especialista en Parques Nacionales atrincherado en el Servicios de Parques Nacionales, el especialista en Minería en Sernageomín, y así sucesivamente, sin que ninguno de estos especialistas sea capaz de mirar más allá de su muro, excepto con el desprecio y arrogancia característicos de los especialistas.



Tercero, y como una derivada de lo anterior, muchos ambientalistas desprecian los aspectos económicos y de competitividad, cometiendo el mismo error que critican a los economistas (otra vez la estructura mental es la misma), pero nuevamente poniéndose al otro lado del mesón. Así como los economistas arrogantes desprecian el tema ambiental y por ello no son capaces de navegar hacia la utopía del desarrollo sostenible, tampoco los ambientalistas avanzan hacia la sostenibilidad, pues desprecian los aspectos económicos, y hoy los proyectos que no son rentables y competitivos no son sostenibles.



El problema más grave es que en Chile tenemos una fe tan grande en las soluciones burocráticas, que aunque el problema aumente nos parece que lo solucionamos. Un buen ejemplo de ello lo constituye las políticas de descentralización, que en general se consideran exitosas. En esta materia existen datos duros, los censos. Si examinamos los últimos censos veremos que nunca esté país ha estado mas centralizado que hoy. Nunca una proporción mayor de los chilenos vive en la capital que hoy, y cada día es mayor. Santiago crece a razón de 73.000 habitantes por año, O sea en los últimos 8 meses Santiago creció un Coyhaique completito o un Copiapó completo y en los últimos cinco años creció una ciudad de La Serena completa, y La Serena es la cuarta ciudad más grande de Chile. En sólo 10 años Santiago crece lo mismo que todo el gran Concepción (con Talcahuano, Lirquén, Chiguayante, etc), el tercer núcleo urbano de Chile y en 11 años crece un Gran Valparaíso, incluido Viña Quilpue y Villa Alemana. Y el programa de Gobierno habla de "profundizar la descentralización". Al crear el Ministerio del Medio Ambiente con su séquito de otros servicios, muchos francotiradores se van a convertir en burócratas, y se van a dar por solucionados los problemas ambientales, aunque estos aumenten



En cuarto término, hay en toda esta propuesta institucional ambiental una visión de país que obviamente llega de Rungue a Angostura de Paine.



En quinto lugar, hay falta de seriedad en toda esta propuesta. NI siquiera existe un análisis serio de cómo funciona la actual institucionalidad y cuales son los problemas que tiene. Se ha extendido una receta sin revisar el paciente, pues existe la mas tradicional de las estructuras mentales, la de los prejuicios, aquel típico análisis en que están los conclusiones predeterminadas. Es tal la ignorancia de los proponentes que no saben que el "Centro Nacional de Investigación de la Biodiversidad" se creo hace más de 150 años, y se llama Museo Nacional de Historia Natural, el que por supuesto vive en una eterna precariedad, a pesar de lo cual funciona. Hace ya 400 años que Bacon planteó que son los hechos la base de la ciencia, pero estos hechos son ignorados en toda esta propuesta. Desde 1860 que Chile cuenta con una legislación conservacionista, ya a 1960 esta era tan florida como ineficiente. La Señora Larraín pone a Argentina entre otros, como un ejemplo de modernidad, por poseer un Ministerio del Medio Ambiente, ella probablemente repite la opinión de algunos burócratas bonaerenses, con la misma visión centralista de ella. Pero es distinto escuchar la opinión de la gente que está tratando en terreno de conservar el bosque, quienes se quejan de la total descoordinación que originó la creación del Medio Ambiente Trasandino, la gente de las provincias argentinas nos mira con envidia nuestra institucionalidad. La moneda siempre tiene dos caras, y es bueno tratar de conocer las dos antes de emitir un juicio



Cuando escucho a Sara Larraín declarando que esta propuesta, no sólo obsoleta, sino que definitivamente retrógrada, como una "institucionalidad eficiente y moderna", además de parecerme un mal chiste, me recuerda el cuento del viejo que se movilizaba en carreta y decidió modernizarse, y terminó andando en una carreta moderna. Es hoy día muy necesario incorporar mucho más la dimensión ambiental en todas las tareas de Gobierno, en eso la preocupación de la Presidenta Bachelet es de un gran acierto y muy valorable. Pero se requiere incorporar este tema moderno, no con la mirada y actitud tradicional, sino que con una mirada renovada, y sobretodo con una actitud renovada, sino terminaremos modernizando la carreta. En primer lugar entender que en esencia el problema del medio ambiente no es un problema técnico que solo tiene que ver con la naturaleza y la biodiversidad, sino que en esencia debe tratar con el hombre. Que es un problema humano, de la conducta de los hombres, de su cultura. Por lo mismo el problema del medio ambiente no es un problema en si mismo, sino que en su esencia tiene que ver con el problema del desarrollo. Por ello el concepto del Desarrollo Sostenible es y constituye la visión moderna y la utopía del siglo XXI. Segundo abandonar las viejas miradas estructuralistas y burocráticas, no hay receta más tradicional e ineficiente que creer que las problemas se arreglan por decreto y creando burocracia



Por lo mismo el problema del Medio Ambiente no es un problema de un Ministerio, sino de TODOS LOS MINISTERIOS. El problema del Medio Ambiente forma parte del problema urbano de Chile y tiene que ser incorporado por el Ministerio de la Vivienda; forma parte del problema de la Minería en Chile y debe ser incorporado en las políticas mineras; lo mismo en Agricultura o en Obras Públicas o... en fin, en todos. Si el problema del Ambiente va a ser el problema del Ministerio del Medio Ambiente, lo peor que puede pasar es que los demás Ministerios no lo consideren su problema. Lo peor que le puede pasar al ambiente de Chile es que se cree un Ministerio del Medio Ambiente con una visión del "sector del medio ambiente". Un Ministerio del Medio Ambiente puede ser un gran aporte al Ambiente de Chile si es un Ministerio transversal, un Ministerio que efectivamente coordine este tema a nivel de todos los Ministerios, sin tener un ámbito propio particular. Esto es algo muy difícil, la naturaleza humana va a llevar a que sus funcionarios luchen por un espacio propio, en donde no tengan que lidiar con los otros Ministerios, que, aunque es la tarea fundamental, esencial, es una tarea muy desgastante y políticamente incorrecta e ingrata. Así que buscarán ese oasis propio en el medio del desierto que tienen que atravesar. Cuando construyan ese Oasis el Ministerio del medio Ambiente habrá fracasado y se convertirá en el peor lastre para el Ambiente de Chile. Y ese oasis ya está diseñado, son el conjunto de subsecretarías y servicios con que se adorna el Equeco del Medio Ambiente



Quiero dejar constancia además que esta propuesta hecha a nombre de los ambientalistas corresponde a un grupo que no invitó a participar a todos los que debían estar (otra vez las viejas estructuras mentales en estos "post modernos"). Por ejemplo no se invitó al Presidente de CODEFF, la organización ambientalista más antigua de Latinoamérica, y uno de los más prestigiosos ambientalistas chilenos, Jurgen Rottmamm, quien además es un reconocido concertacionista y uno de los fundadores de la Comisión Ambiental del PPD.



Estos temas, aún cuando los cocineros consideren que el guiso está listo, deben ser rediscutido de un modo mucho más amplio, que en los estrechos y oscuros pasillos en que se ha discutido hoy día. Empecemos por elevar y democratizar la discusión sobre Política e Institucionalidad ambiental



Quisiera terminar citando esta bella introducción que hace Schumacher a su libro "Lo Pequeño es Hermoso":



"Los sucesos analizados en los ensayos de este libro se han acelerado con tal rapidez que aún desconcierta a quienes mucho tiempo atrás los habían anticipado. La llamada crisis del petróleo no9 es una crisis ordinaria de este trillado término, sino un hito en la historia del mundo moderno, largamente esperada, se podría decir, pero no obstante difícil de aceptar. ¿Reforzará la influencia de los que defienden el "retorno al hogar" o la de los que preconizan la "huida hacia delante"? ¿Nos ayudará a librarnos del gigantismo y de la violencia o nos conducirá más profundamente a esas aberraciones? ¿Vamos a seguir aferrándonos a un estilo de vida que crecientemente vacía al mundo y devasta la naturaleza por medio de su excesivo énfasis en las satisfacciones materiales, o vamos a emplear los poderes creativos de la ciencia y de la tecnología, bajo el control de la sabiduría, en la elaboración de formas de vida que se encuadren dentro de las leyes inalterables del universo y que sean capaces de alentar las más altas aspiraciones de la naturaleza humana? Estas son las preguntas que deberían haber ocupado nuestra atención durante muchas décadas en el pasado y que ahora están planteadas muy claramente, por no decir brutalmente.



Hay optimistas que proclaman que "todos los problemas tienen solución", que las crisis del mundo moderno no son nada más que problemas de principiantes en el camino hacia una opulenta madurez. Hay pesimistas que hablan de una inevitable catástrofe.



Lo que necesitamos son optimistas que estén convencidos de que la catástrofe es ciertamente inevitable, salvo que, nos acordemos de nosotros mismos. Que recordemos quienes somos: una gente peculiar destinada a disfrutar de salud, belleza y permanencia; dotada de enormes dones creativos y capaz de desarrollar un sistema económico tal que la "gente"esté en primer lugar y la provisión de "mercancías" en el segundo. La provisión de mercancías, sin duda, se cuidará de si misma.



Esto costará mucho trabajo a través de tareas nuevas, experimentales y placenteras.



La gente optimista de la que hablamos, sin embargo, no ha temido nunca al trabajo."



LEONARDO ARAYA

Ingeniero Forestal

Curacautín

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