La denominada Cumbre de los Pueblos, organizada por grupos de izquierda y que se desarrolla en paralelo a la XVII Cumbre Iberoamericana, arranca este jueves en Santiago y será clausurada el sábado con la presencia de algunos presidentes.
La cita social -de la que participan delegaciones de movimientos sociales e indígenas de la región-, tiene "expectativas muy altas", según el secretario general del Partido Comunista de Chile, Lautaro Carmona, uno de los coauspiciadores del evento.
La Cumbre cobró protagonismo por la versión de que Raúl Reyes, miembro del secretariado de la guerrilla colombiana de las FARC, estaría presente, aunque esto se descartó finalmente.
Los delegados sociales abordarán prioritariamente la situación de los pueblos indígenas, la cuestión de género, el uso de los recursos naturales y la energía, y la redistribución del ingreso, entre otros temas de fuerte énfasis social.
El delegado cubano a la reunión, Héctor Fraginals, directivo del Partido Comunista cubano, llegó a Santiago anunciando de que "además del compromiso social que tenemos con el escenario latinoamericano, está la relación histórica que tenemos con el pueblo chileno".
Cuba y Chile mantuvieron una fuerte relación especialmente política en la década de los 70, abonada por una histórica visita que hizo a Santiago el líder cubano Fidel Castro al entonces presidente chileno Salvador Allende, derrocado en 1973 por la dictadura de Augusto Pinochet.
A la clausura de la cumbre paralela, prevista para el sábado, se calcula que asistirán unas 20.000 personas.
Al acto que se celebrará en el Velódromo del Estadio Nacional está confirmada la presencia de los presidentes Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y Daniel Ortega (Nicaragua), así como del vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, miembros selectos del ala más radical de la nueva izquierda latinoamericana.
En caso de asistir a la Cumbre Iberoamericana, también estaría en ese acto el mandatario venezolano, Hugo Chávez.
La mandataria anfitriona de la cumbre oficial, Michelle Bachelet, no fue invitada a la cita en la que los socialistas esperan de que "a partir de ahora efectivamente América latina también sea parte de los procesos que Chile emprende de integración y globalización", según el senador chileno del PS, Alejandro Navarro.
Mireya Baltra, quien fue ministra del presidente Salvador Allende, resumió que la cita buscará las plataformas para asentar la justicia social en la región porque "no queremos ser más el patio trasero del Imperio".
En consonancia con la "diplomacia de los pueblos" del presidente Evo Morales, la otra cumbre tendrá aparentemente espacio para opinar del centenario tema marítimo que contamina las relaciones de Chile y Bolivia, los únicos países de América del Sur que carecen de relaciones diplomáticas a causa de heridas no cerradas producto de una guerra en el siglo XIX en que la nación andino-amazónica resignó su acceso al litoral.
"Hay, a nivel popular, una inteligencia suficiente para, sin renunciar a la identidad de cada uno, construir una solución eficiente y eficaz que resuelva este tema", sostuvo Carmona.
La cumbre paralela no es vista con simpatía por el gobierno chileno.
El canciller Alejandro Foxley indicó que "aquí hay una sola cumbre que es la de los Jefes de Estado, encabezados por el rey de España y todos los presidentes de América Latina. Todo el mundo que quiera hacer una reunión la puede hacer, que lo hagan, pero que no insten a la violencia". LEA AQUI
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