La farsa de la peor sequía en 100 años |
Sea porque van "mojadas" o porque se limitan a repetir como loras las afirmaciones de quienes se han apropiado de nuestros recursos hídricos, las autoridades desatan campaña de terror para justificar el cogoteo con las tarifas de electricidad y agua potable |
Arturo Alejandro Muñoz – desde Coltauco (03/08)
EN LA POLÍTICA todo está acordado de antemano. Ninguna disposición, regla ni ley es aplicada si no existe previamente un compromiso contraído en forma discreta por los grupos que comparten poder y dinero, pues en ese oficio supuestamente público predominan los acuerdos comprometidos en la oscuridad, a espaldas de la gente y con el alma abrazada a los privilegios.
Honoré de Balzac escribió una frase desnudando el doble fondo de la política que los poderosos aristócratas, jerarcas, generales y obispos de su tiempo aplicaban en Francia. (¿Sólo en Francia?) Sentenció Balzac: “hay dos historias: la historia oficial, embustera, que se enseña ad usum delphini, y la historia secreta, en la que se encuentran las verdades de los acontecimientos: una historia vergonzosa”. La frase latina ad usum delphini viene a significar “para el uso del delfín”, y ese ‘delfín’ no es otro que aquel favorito de los poderosos que gobernará en nombre de ellos. En tiempos de la política actual el delfín puede presentarse como una persona, un grupo, una cofradía, un partido político, una corporación o, también, una iglesia. Se excluye a las fuerzas armadas, ya que estas –analizando la Historia y el presente de cada época- siempre han estado sometidas a la voluntad de quienes poseen y administran la riqueza.
El compadrazgo de los gobiernos y el oro ha estado presente en todos los regímenes y en todos los continentes. El poder político del capital ya no se encuentra oculto, pues no requiere extremar sus esfuerzos para influir en los gobiernos. Hoy –de forma abierta- impone sus términos en la legislatura y maneja la opinión pública a través de los medios de información que posee. Su objetivo es sólo uno, uno y nada más: aumentar, ojalá en grados astronómicos, el enriquecimiento económico individual de los dueños de medios de producción y de distribución.
Para lograr lo anterior, el propietario del capital es capaz de influir en los gobernantes con argumentos de dudosa validez. Una forma de convencer a quien sustenta el poder ejecutivo es invitar al gobierno que administra ese poder del Estado temporalmente a participar de las ganancias que pueden desglosarse de la acción propuesta. Es lo que ocurre en este momento en nuestro país con la afirmación oficial de que la zona central de Chile se encuentra sumida “en la peor sequía de los últimos cien años”. Permítanme dudar. Cuesta creerlo, por mucho que ciertos medios de comunicación insistan tozudamente en ello.
¿Cómo es posible hablar de ‘sequía’ en pleno verano, cuando las lluvias y nevadas no existen, por motivos obvios? ¿Por qué, en esta ocasión, ningún canal de TV, ni diario ni revista, ha mostrado imágenes reales del nivel de agua existente en los embalses? Campesinos del valle del río Cachapoal –hombres atareados con las faenas agrícolas, y que poseen más de setenta años de vida- fruncen el ceño cuando se les dice que esta es ‘la peor sequía’, ya que recuerdan carencias de aguas de otros años en los que se vieron obligados a movilizar sus animales a las islas del río para lograr que bebieran, una vez al día, algo del elemental líquido. Hoy no escasea el agua a ese nivel de desastre. Norias y pozos no se han secado en la provincia cachapoalina como sí ocurrió en el pasado.
- Pero, en localidades rurales de la Región del Maule los campesinos se quejan de falta de agua –planteo a los viejos temporeros que me escuchan con la sonrisa bailoteando en sus caras.
- Meh…qué tanto le va a costar a los dueños de las represas mandar menos agua p’al valle y así decir que estamos en una grave sequía –responde uno de ellos.
- Mi nieto trabaja en el mineral “El Teniente” y me dice que Codelco no ha rebajado ná el uso de agua –apunta otro.
Entonces, ¿de qué se trata este publicitado hecho? Los empresarios dueños de centrales hidroeléctricas y sus pares que administran la distribución de energía – nunca satisfechos con el elevado monto de dinero que obtienen- decidieron elevar sustancialmente el costo de la electricidad y el agua potable. Para eso recurrieron a las necesidades de un gobierno que se encontraba en un difícil trance en el asunto del Transantiago, evento desastroso causado por la incapacidad y entreguismo de las autoridades para usufructo y privilegio de los poderosos de siempre. El acuerdo estaba cantado. Uno (el gobierno) acepta el alza de los valores de distribución, y el otro (el empresariado transnacional) ‘colabora’ con dinero extra para arreglar el severo entuerto de la locomoción colectiva santiaguina.
“Tendremos un invierno tremendamente seco”, vocearon felices los empresarios y los gobernantes. Pero, poco a poco han sido desmentidos por los especialistas, ya que el fenómeno de ‘la Niña’ se ha debilitado a ojos vista y los meteorólogos pronostican ahora precipitaciones cercanas a la de un año normal. ¿Y qué importa si fueron descubiertos en su plan? Total, los valores por el servicio de distribución eléctrica ya fueron alzados en un 30% y la gente deberá pagarlos, sí o sí.
Además, en la medida que la gente ahorre energía, los empresarios obtienen mayores réditos, pues cobran igualmente caro por lo que distribuyen, y lo que distribuyen les exige menor esfuerzo y menor gasto. Negocio redondo. Con mayor razón aún si se considera que Chile posee el sistema neoliberal más salvaje, más anti social y menos solidario del planeta. La alianza políticos-empresarios ha convertido a nuestro país en un largo y angosto Mall, cuya bandera es una tarjeta de crédito y la canción nacional está representada por un ‘jingle’ comercial.
Aumentar las tarifas en pleno verano, antes de que el fenómeno de una posible sequía se haga presente, habla a las claras del engaño a que ha sido sometida la ciudadanía. Los intermediarios y distribuidores aumentaron drásticamente los precios de frutas y verduras cosechadas antes de la tremolina de la sequía. Es otro capítulo del engaño masivo. ¿Qué pasará en junio-julio si esos meses reciben precipitaciones normales? Nada. Absolutamente nada. La gente seguirá pagando altas tarifas y el asunto de la sequía pasará al olvido. Pero los insaciables empresarios habrán logrado no sólo lo anterior, sino también contar con extensos terrenos de maravillosa naturaleza para alzar nuevas centrales hidroeléctricas que, por cierto, les reportarán mayores ingresos económicos.
No es discutible que Chile requiere de más energía, y pronto. Pero no es aceptable el argumento oficial respecto a que el abanico empresarial impetra con urgencia mayores volúmenes de la misma. ¡¡Pero si en Chile, prácticamente, no existe industria manufacturera!! Nuestro país es casi completamente un productor de materias primas, pero no un transformador de recursos naturales en artículos que tengan valor agregado.
Quizá sea cierto que estamos sumidos en una gravísima crisis por falta de lluvias; tal vez las autoridades –en esta ocasión- no estén engañando a la gente…pero lo han hecho tantas veces en asuntos relevantes que uno se obliga a cuestionar la validez de la información oficial. Por todo ello, me permito dudar de lo que autoridades, empresarios y prensa oficial vocean con tanta insistencia. Esperemos junio-julio, y luego hablamos.
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