Cada hijo en una canasta, como los Piñera
Arturo Muñoz, desde Coltauco (07/07)
LLEGAMOS AL ASADO y no teníamos clara la razón, oportunidad o celebración. Lo cierto es que el ‘Chilcuy’ y su esposa –la Menche- estaban eufóricos, tal como si recién hubiesen descubierto la pólvora y el hilo negro. Nos recibieron con un abrazo apretado y tres poncheras de vino blanco en durazno. Una vez que nos despachamos el tercer vaso y nuestros espíritus estaban por cierto regocijados, fue el hombrón quien soltó la pepa.
“Con la ‘iñora’ le aseguramos el futuro a la familia”, apuntó ‘Chilcuy’, mostrándonos su cara encharcada de felicidad. Todos los presentes pensamos en el Kino, el Loto o algo parecido, pero la verdad es que andábamos más equivocados que un refrigerador en la Antártica, porque la celebración se debía al ingreso de los hijos del ‘Chilcuy’ a tres tiendas políticas distintas… o aparentemente distintas. “Nos fuimos por el camino fácil y decidimos que era la mejor forma de ganar plata con poco esfuerzo”, agregó la Menche, explicándonos que durante años habían perdido miserablemente tiempo y plata enviando a los ‘cabros’ a la escuela primero, y al liceo después.
Se me atrangantó un trozo de durazno en el gaznate, ya que no veía por ninguna parte cuál era la relación entre el éxito económico y la participación en un partido político. Hasta esa tarde yo era de los que pensaba seriamente en que todo dirigente de una colectividad se caracterizaba por ser profesional universitario, inteligente, sagaz y muy entendido en asuntos legales, económicos y sociales. Sin embargo, el ‘Chilcuy’ piensa de otra manera.
“¡Pero, compadre –me éspetó- fíjese en los nombres y parentescos de aquellos que mandan en Chile desde hace una ‘sartalá’ de años! Todo está en tender redes familiares y listo”. Claramente se refería al familisterio dominante, vale decir, a los Frei, los Larraín, los Tohá, los Zaldívar, los Piñera, los Novoa, los Ominami, los Girardi, los Aylwin, los Chadwick, etc. Bueno, en algo tenía razón nuestro amigo; esos troncos familiares han generado brotecitos que continuaron apañando cargos, representaciones, embajadas, directorios, instituciones y hasta partidos. No más de 100 personas pertenecientes a quince familias se han convertido en los dueños del país.
EL EJEMPLO PIÑERA
Pero el caso de la familia Piñera fue el que motivó a los esposos para meter con fórceps a sus tres hijos en tiendas diferentes. Uno fue inscrito en la UDI, otro en la DC y el último en el PPD. Mientras, el propio ‘Chilcuy’ se matriculó en el PS y la Menche firmó los registros de RN. “Igualito que los Piñera”, apuntaron. Sí, pues: José en el pinochetismo o en la derecha ‘dura’, Sebastián en RN y Pablito en la DC. Hasta se dan el lujo de contar con un hermano menor palangana y vagoneta, como el nunca bien ponderado ‘Negro’, al que, sin embargo, le pagan buena lana por aparecer diciendo estupideces en algunos programas de televisión y nunca le ha trabajado un minuto a nadie.
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